martes, 16 de septiembre de 2008

AQUEL GRITO DE MIGUEL HIDALGO, AQUEL ¡



Por: Adolfo Carrillo Aguirre

En Aquel Grito, aquel, Miguel Hidalgo alcanzo la dimensión privilegiada de los hombres que se hacen inmortales.

Vivirá por siempre ese espíritu de Miguel Hidalgo por haberse atrevido a tanto.

Al lanzar en aquella fresca madrugada, ese grito liberador, buscador de independencia de aquella dependencia de la Corona Española siniestra.

Y Aquel su grito. Nos libero pá siempre
Grito común aquel de las almas insurgentes

Y Aquel grito, solo aquél, nos abrió las grandes avenidas de la libertad.

Y Aquel grito, aquel, fundaba una nación: la Mexicana.

Sí. En aquel solo grito: hecho andar la patria nueva.

Y México emergió desde ese grito desgarrador, fiero, combativo, concientemente amoroso.

De ese grito estremecido, se multiplicaron voces y anhelos libertarios, y fue creciendo, ensanchándose, hasta llenar todos los espacios y las calles, las montañas, los ríos y lagunas, los desiertos y los bosques y selvas, de esa patria nueva que se reafirmaba en cada latido insurgente, de los muchos que se unieron, fundiéndose en esos sus anhelos.

Ese grito ya no se detendría más, se volvió murmullo y eco repetido por todos los confines de la patria nueva liberada.

Ese grito hizo historia, y se haría crónica cotidiana de cada día de la nueva patria, de un esfuerzo continuado que les fuera propio.

Ese grito, constituyo la página inicial que en el porvenir debería ser refrendada por sus hijos.

Ese grito vendría a ser la expresión ferviente de un sueño, el de la nación Mexicana.

Esa hora de libertad resumida en aquel grito, fue creciendo, creando un valor nuevo el de la independencia por conquistar.

Y ese grito no parara nunca más, esa su voz y eco, hasta alcanzar la plena independencia.

Y así, el antiguo sueño del Sacerdote Mexi, que había aglutinado en torno a el a todo un pueblo peregrino: el Meshica, se encarnaba, en aquel Grito, dando origen a una nueva nación, la Mexicana.

Y así, el nuevo México se hecho a caminar, fortalecido en sus antiguas grandezas, reviviendo aquellas históricas peregrinaciones de sus ancestros.

Y en aquel Grito, la patria era puesta bajo amparo y protección de la antigua Virgen Tonanzin, La Guadalupana, quien había tomado partido por la independencia.

Después de aquel grito, crecieron los insurgentes y ya vendría José Maria Morelos para no dejar que el impulso liberador se perdiese, con aquellas sus luchas, y su ideario plasmado en los “Sentimientos de la Nación”

Aquel Grito, aquel, era eco de muchas voces que se levantaban en todas aquellas colonias Americanas sometidas al yugo de Corona Española.

Sí. Aquel grito venia acompañando los anhelos comunes de liberación para la América latina, también iniciada en el sur por el pensamiento de Simón Bolívar. las batallas de José de San Martín y Antonio José de Sucre. Los sentires y la visión de José Artigas. Las letras de Mariano Moreno y Antonio Nariño: las voces de José Castelli y de tantos hombres dignos y libres…….

Sí. Aquel Grito era un emblema, un signo luminoso de aquellos tiempos.

Fue y sigue siendo un Grito de un alma humana de gigante.

Y Ahora. A casi dos siglos, pareciera que la nación espera ese grito renovado, ese su grito común, nacido de la ciudadana conciencia para consumar la independencia económica, que la haga verdaderamente soberana, insertada de manera digna, con el honor restaurado, respetuosa entre los pueblos libres de la raza humana.


En Chihuahua, Chih., México, a 15 de septiembre del 2008